Karina Lara es madre de un niño trans. A los cinco años comenzaron a hacer su transición y ahora que tiene ocho, va sin problemas al colegio, tiene un nombre social (es decir, con el que se reconoce, no aquel con el cual se inscribió al nacer) y usa el baño que le corresponde en la escuela.Ella “no había tenido un sí o un no” con quienes conocían el caso, hasta hoy, cuando fue a rechazar que el llamado “bus de la libertad” recorriera el entorno del Palacio de La Moneda para repudiar las políticas públicas de inclusión a niños trans y el proyecto de Ley de Identidad de Género.”El paso de este bus ha sido tremendamente doloroso. Me han caído lágrimas de sangre, de rabia, de todo, porque si lo escuchan, viene a echar por tierra todo lo que he logrado con mi hijo (…)si les hacen caso ¿a dónde va a llegar esta cantidad de odio? si les hacen caso ¿qué va a pasar con mi hijo? lo van a discriminar”, dijo a CNN.La mujer, que recordó que leyes similares a la de Identidad de Género en Chile se están discutiendo en varios países, lamentó que su hijo y su familia sean objeto de rechazo: “No le hacemos daño a nadie. Como familia no le hacemos daño a nadie. No molestamos a nadie (…) Que alguien me explique qué pretenden. Veo pura rabia, puro odio, nada de amor (…) es un niño y no le hace daño a nadie, porque los que tienen esta ideología (están contra) los niños, ni siquiera es contra los adultos”.También apuntó a Marcela Aranda como la principal articuladora de los enfrentamientos que se dieron frente a La Moneda. Ella fue quien gestó la llegada del bus a Chile. Lara la calificó como una “fanática religiosa” y la acusó de interrumpir todas las sesiones en que se discute la Identidad de Género en el Congreso, donde aparece invitada por el diputado Jorge Sabag (DC).